Las escuelas tienen la obligación de dar a conocer a los padres de familia los logros y alcances de sus hijos; deben fomentar la comunicación continua y clara para acompañar a cada niño en sus procesos de desarrollo.
Una escuela comprometida con las familias evalúa de manera cuantitativa los logros, porque sabemos que las calificaciones importan. Pero la parte cualitativa en la educación preescolar, es imprescindible.
Si existe una evaluación cálida que te describa lo que hace tu hijo en la escuela, cómo se relaciona con sus amigos, que te muestra sus dibujos, destaca sus talentos, disfruta de sus logros, entonces tiene las bases de una buena primaria.
Los campos formativos o las áreas de trabajo que se implementan en la rutina diaria son, sin duda, muy importantes; pero además te conviene conocer del colegio su currículo, su filosofía, los detalles en la intervención educativa que harán que estos momentos en el kínder sean un fundamento de la vida futura de tu hijo.
Los currículos hablan de habilidades, procesos y actitudes, pero de una manera muy vaga; una misma experiencia hace que un niño u otro aprenda diferentes cosas, por ello la importancia de tener bien claros los objetivos de aprendizaje y la forma de evaluarlos, con indicadores claros para saber qué esperar de cada actividad.
Todo lo anterior te dejará ver con objetividad, la forma en que tu hijo está realmente aprendiendo.
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